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La Corte Constitucional avala el Acuerdo de Escazú

Por Álvaro Sepúlveda Franco, septiembre 2 de 2024

El pasado 28 de agosto de 2024 la Corte Constitucional de Colombia declaró constitucional, por unanimidad y con ponencia del magistrado Jorge Enrique Ibáñez, el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Acuerdo de Escazú, contenido en la Ley 2273 de 2022. Se trata de un importante tratado en materia de democracia ambiental, decisivo para la gestión sostenible de los recursos naturales y la conservación de la biodiversidad.

El Acuerdo fue adoptado en 2018 en Costa Rica y firmado por 24 de los 33 países de la región latinoamericana (entre ellos Colombia), pero el gobierno de Iván Duque y el Congreso de ese momento se negaron a ratificarlo, lo que solo fue posible en 2022, durante la administración de Gustavo Petro y Francia Márquez. Busca garantizar el acceso a la información, la participación pública y la justicia en asuntos ambientales, especialmente en un contexto donde los defensores del medio ambiente enfrentan amenazas significativas. La decisión de la Corte. Constitucional que ratifica este Acuerdo marca un antes y un después en la lucha por la justicia ambiental en el país, que es considerado uno de los más peligrosos para los activistas ambientales. Es un avance considerable en la construcción de un futuro más justo y equitativo, además de un significativo triunfo para la democracia ambiental, y resulta coherente con la línea jurisprudencial que ha caracterizado a la Corte en materia de derechos colectivos y del medio ambiente.

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De acuerdo con la Sala Plena, el Acuerdo se ajusta a la Constitución Política vigente porque los derechos de acceso en asuntos ambientales es presupuesto esencial para garantizar la participación ciudadana y guarda correspondencia con lo estipulado en los artículos 1, 2, 40, 70 y 95 de la Carta Constitucional. Además, “el propósito de crear y fortalecer las capacidades y cooperación tributa en beneficio de la realización de dichos derechos, se proyectan como bases para superar las barreras existentes en su ejercicio ".

La Corte destacó, además, que esta decisión “ayudará a saldar una deuda histórica con la naturaleza y con las personas defensoras del medio ambiente”. De ahí que este fallo constituya un hito fundamental, al tiempo que refuerza su compromiso con la protección de los derechos ambientales y de los encargados de proteger la naturaleza. Colombia, el segundo país más biodiverso del planeta, es a la vez uno de los países más peligrosos para los defensores del medio ambiente, con un alto número de asesinatos de activistas. Según un informa de Global Witness, en 2022 se registraron 60 asesinatos de defensores ambientales en el país, lo que subraya la urgencia de implementar medidas efectivas para su protección. La violencia contra estos defensores a menudo está relacionada con intereses de industrias extractivas, como la minería y la agricultura, así como con el narcotráfico y grupos armados ilegales, a lo que se suman el uso del fracking para la exploración petrolera, la deforestación, la fumigación con glifosato, la explotación minera en páramos y la contaminación de las fuentes hídricas.

El Acuerdo de Escazú fue creado para abordar las crecientes amenazas a los defensores del medio ambiente y para promover la transparencia y la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientes. El reto ahora es que en su implementación se cumpla a cabalidad lo dispuesto en el artículo 1 del Acuerdo: “El objetivo del presente Acuerdo es garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones y futuras, a vivir en un ambiente sano y al desarrollo sostenible”.

Entre los aspectos más destacados de este Acuerdo internacional, están:

  • 1. Garantizar el acceso oportuno, eficaz y entendible de la población a la información ambiental.
  • 2. La información ambiental debe ser inclusiva y con mecanismos de vericación.
  • 3. El acuerdo no solo contempla la entrega de información por derechos de petición, sino que además insta a las autoridades competentes a generar, recopilar y difundir “información ambiental relevante para sus funciones”.
  • 4. El acuerdo tiene dentro de sus objetivos garantizar la participación equitativa de la sociedad en las decisiones ambientales.
  • 5. Se debe garantizar el derecho al acceso a la justicia en temas ambientales.
  • 6. Se debe garantizar un ambiente propicio y seguro a los líderes ambientales.
  • 7. Para algunos casos especícos de conictos ambientales, se prevé la justicia internacional.

Con el aval de la Corte Constitucional al Acuerdo, Colombia fortalece su compromiso con la justicia ambiental, lo cual incluye la creación de mecanismos para la participación ciudadana en decisiones sobre el medio ambiente y la promoción de la transparencia en la gestión de recursos naturales. Su implementación se traducirá en talleres, mesas de socialización y un protocolo de reacción ante situaciones de riesgo o agresión contra defensores ambientales, consolidando un futuro más justo y sostenible.

El gobierno nacional del presidente Gustavo Petro, desde la sanción de la Ley, ha trabajado en las condiciones necesarias para su funcionamiento efectivo. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, bajo la conducción de Susana Muhamad, viene avanzando en la creación de la Comisión Interinstitucional para conseguir la implementación integral del Acuerdo, procurando que las comunidades, organizaciones y defensores ambientales sean escuchados y defendidos. En ese propósito, ha lanzado el programa “Alerta por mi ambiente”, destinado a promover la participación de los ciudadanos, el acceso a la información y el afianzamiento de la gobernanza medioambiental en el país; es una prolongación de las actividades previas de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). El programa ha realizado ya 75 proyectos de control ciudadano en varias ecorregiones, lo que es un precedente para crear el Sistema Nacional de Control Social Ambiental.

La decisión ha sido celebrada por diversas organizaciones y figuras políticas. El presidente Petro expresó su satisfacción en redes sociales, felicitó al Congreso y a la ministra, y dijo que será una Ley que “fortalecerá el tejido social”. La ministra Susana Muhamad, por su parte, afirmó que “Con la ratificación del Acuerdo de Escazú damos un paso histórico en Colombia hacia la protección de quienes defienden la naturaleza y la participación de la ciudadanía en las decisiones ambientales. Quiero agradecer el trabajo de las organizaciones sociales, la juventud, el Congreso, el Gobierno y toda la sociedad movilizada en la ratificación del Acuerdo, esta es una victoria de todos. En el año de la naturaleza, en el que somos anfitriones de la COP16, con Escazú hacemos Paz con la Naturaleza”. Y agregó: “¿Qué implica el Acuerdo de Escazú para la ciudadanía? Significa la garantía de sus derechos de participación en las decisiones ambientales, que las autoridades ambientales, las empresas, tenemos que dar información transparente sobre esas decisiones y además que tenemos que garantizar los derechos de los defensores ambientales para que no sean estigmatizados y defender también su vida (…) Nuestro reconocimiento a todas las organizaciones ambientales y ciudadanías que por varios años se movilizaron para que esto hoy sea una realidad. Con el Acuerdo de Escazú, Colombia se vuelve corresponsable con otros Estados que ya ratificaron el acuerdo en América Latina, y por lo tanto rendiremos cuentas ante el mundo sobre la democracia ambiental en el país”.

Sin embargo, para que este Acuerdo tenga un impacto real, resulta decisivo que el gobierno colombiano tome medidas para que se implementen los mecanismos necesarios que aseguren la participación ciudadana, la consulta previa e informada y el acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como para garantizar la seguridad de los defensores del medio ambiente. La violencia persistente contra los activistas y la falta de recursos para implementar adecuadamente el Acuerdo son cuestionen que deberán abordarse con urgencia. La comunidad internacional también jugará un papel importante en la supervisión de cómo Colombia cumple con sus compromisos bajo este tratado. A medida que se acerca la COP-16, la conferencia sobre biodiversidad (que se realizará en Cali del 21 de octubre al 1 de noviembre del presente año), la ratificación del Acuerdo de Escazú podría posicionar a Colombia como un líder en la defensa de los derechos ambientales en la región, siempre y cuando se tomen las acciones adecuadas para respaldar este compromiso.